Nuevos Demonios de Warhammer Fantasy y 40k a la venta!
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Glorioso Carro de la Demencia de Slaanesh: Los Gloriosos Carros de la Demencia buscan a los enemigos allí donde son más numerosos, internándose entre ellos con abandono histérico. Aunque el cuerpo de las víctimas perece de forma espectacular, la desafortunada alma se conserva durante mucho más tiempo. Las cuchillas del carro penetran los restos espirituales de la víctima arrastrándola hasta el interior del remolino de metal y cualquiera que caiga en las ruedas del carro está destinado a emerger como una fina neblina rojiza.
Los Gloriosos Carros de la Demencia están adornados con cuchillas afiladas, de hecho su eje trasero es un gigantesco remolino de metal. Esta creación brutal, únicamente pudo haber salido de la mente más retorcida. Cuatro Diablillas no demasiado vestidas y armadas con garras se alzan sobre el Carro o montan uno de los cuatro grandes corceles. Las cabezas de las bestias que tiran del Carro de Slaanesh y del Desollador Infernal están acorazadas y coronadas con cuernos y su lengua viciosa se extiende. Tienen una mezcla de texturas; con una piel endurecida, escamas en la parte superior y una fina línea de pelo que resigue su espina. Esta caja es muy versátil y tiene una gran cantidad de componentes además de incluir cabezas y jinetes extra.
Carro de la Demencia de Slaanesh: Los Carros de la Demencia no son creaciones sutiles. Cuando sus corceles impulsan el carro a toda velocidad, formas arremolinadas agitan el aire con tintes profanos y vetas cegadoras de los colores más vibrantes y lujosos. Los ejes de metal chirrían de forma discrepante cual almas atormentadas, una cacofonía horrenda que resuena entre los cánticos de las Diablillas y los ululares de los corceles.
El mismísimo Príncipe Oscuro del Caos se enorgullece del esplendor de su decadente reino. Pero la constante guerra que define al Reino del Caos siempre ha ido en contra del ideal de perfección de Slaanesh por dejar cadáveres desperdigados por sus tierras. Por ello, el Desollador Infernal cruza sus llanuras triturando la carne con cuchillas hasta convertirla en trozos pequeños que la flora puede devorar.
Portadores de Plaga de Nurgle: Los Portadores de Plaga son las tropas de línea de las legiones de Nurgle. Estos repugnantes demonios son creados a partir de las almas podridas de los mortales que han sucumbido a la Putrefacción de Nurgle. Un Portador de Plaga lleva la marca de la purtrefacción durante toda la eternidad. Lo poco que puede verse de su piel bajo las innumerables pústulas, tiene un supurante color verde con repugnantes toques marrones.
Cada uno de estos diez Portadores de Plaga de Nurgle pueden construirse a su propia manera. Cada combinación tiene varios detalles poco agradables: úlceras de diferentes tamaños; varias cabezas como trofeos que llevan en sus manos; los ocasionales Nurgletes que van golpeándoles en la piel, o tirando de sus entrañas; tendones y huesos expuestos; cuernos que sobresalen de sus cabezas... Cada uno de ellos tiene un montón de dientes afilados y, la mayoría, tiene solo un ojo (algunos pueden tener más). En su mano empuñan una espada oxidada e infecciosa llamada Espada de plaga.
Incineradores de Tzeentch: Los Incineradores de Tzeentch son Demonios que utilizan sus ardientes miembros para lanzar llamas mágicas amarillentas y azuladas a sus enemigos. Este fuego mágico de Tzeentch no quema sólo la carne, sino la propia realidad, y su mero roce puede hacer perder el juicio, puesto que chamusca y quema todo el cuerpo. Los Incineradores no son menos letales en el combate cuerpo a cuerpo, puesto que pueden focalizar sus poderes pirotécnicos para carbonizar armadura, carne y hueso con gran facilidad.
Los Incineradores de Tzeentch son miniaturas con un aspecto poco habitual, incluso para los Demonios. En el centro de sus encorvadas formas con múltiples cabezas hay un torso musculado que se transforma en unas extremidades en forma de parpadeantes llamas. De hecho, también pueden encontrarse despiadados dientes en los apéndices que tienen al final de sus brazos; puede que sean útiles para masticar a los adversarios que no hayan sido quemados hasta la muerte.
Aulladores de Tzeentch: Los Aulladores son refulgentes tiburones voladores que planean en los vientos del Caos. No tienen una mente consciente real, sino que se guían por un poderoso instinto cazador. Los Aulladores se reúnen en bancos de criaturas atraídas desde los Reinos del Caos por las corrientes de emociones y masacre. En el campo de batalla, se lanzan sobre el enemigo, desgarrando a sus objetivos antes de volver a remontar el vuelo hacia las alturas.
Estos tres Aulladores de Tzeentch son miniaturas con cuerpos planos y texturizados. Tienen varios ojos, cuernos, crestas y dientes, así como fauces y colmillos terroríficos. Cada Aullador está esculpido de tal manera que parece estar sobrevolando el cielo, con colas que ondean al viento y aletas puntiagudas de varias formas y tamaños. Estos horrores parecen moverse con elegancia, pero tienen un aspecto horrible y aterrador.
Nurgletes: Las podridas entrañas de las Grandes Inmundicias rezuman pus y enfermedades, y en cada tumefacción les crece un pequeño y malévolo demonio llamado Nurglete. Cuando el Nurglete madura, se alimenta de la roña de la Gran Inmundicia y sale. Básicamente, un Nurglete es la personificación de una pústula que acaba de explotar. Sus pequeños dientes son tan afilados como cuchillas, causando mordiscos infectados en sus víctimas, aunque raramente las matan directamente, sino que uno de sus ataques suele conducir a una larga agonía hasta la muerte.
Los Escribas Azules: Tzeentch creó dos demonios, P'tarix y Xirat'p, a los que encomendó que aprendieran todos los hechizos existentes. Aunque tienen la forma de los Horrores Azules y una personalidad hosca, los Escribas Azules son mucho más inteligentes que el resto de su raza. Para evitar posibles traiciones, Tzeentch les confirió una inteligencia limitada. P'tarix puede transcribir las sílabas mágicas de cualquier hechizo a un pergamino, pero no puede leer. Xirat'p, en cambio, puede leer los garabatos de su hermano, pero no puede entenderlos. Considerando que había hecho un buen trabajo, Tzeentch envió sus nuevas creaciones al plano existencial y les conminó a no volver hasta acabar su tarea.
Los Escribas Azules son unas miniaturas de un gran nivel de detalle que puede apreciarse aún más gracias a la calidad y nitidez de la resina Citadel Finecast. Estos dos demonios enjoyados y de muchos dientes están posados sobre un disco volador con una parte inferior muy detallada. Uno se sienta junto a una mesa pequeña, con plumas en sus manos, y el otro está detrás con su fauces abiertas. A su alrededor hay pergaminos, botellas de tinta derramada y muchos libros, uno parece ser el reglamento de Warhammer (bueno, por algo están buscando todos los hechizos existentes).